lunes, 11 de febrero de 2008

Amárrame algo

Hay distintas cosas que el hombre y mujer cotidianos que se encuentran en un estado de interdicción como el mío, -estado en el que me excedo de líquidos y me privo de sólidos, al punto de alimentarme de nada- deben tener amarrados a su espalda y sus manos:




Nunca olviden encadenarse a un colchón, suele representarme un problema dormir menos de 45 minutos -de los que paso 30 soñando que soy otra cosa- por cada 24 horas que existo, y además exigirme estudiar, escribir y soportar miradas de nadie por mi ventana, se vuelve pesado. Después sufrir lidiando con esa tecnología que a veces se empeña en hacerme partícipe de la dependencia general hacia ella. Con un colchón encadenado a mi espalda, no sólo tengo la ventaja de ejercitarme un poco al andar, sino que en cualquier oportunidad espontánea de sueño, (en el pasillo, en el terreno baldío) simplemente debo dejar llevarme por mis más bajas necesidades, tan hermosas y humanas, y dejarme caer en los brazos de cualquier tipo de dioses enigmáticos, morfeícos y cerdos que gustan de poseerme por mis horas de sueño.

Esta no tan enigmática situación, sino más bien toda la idea de amarrarse vino a mí por un recuerdo de mi infancia, creo que de la película warriors, donde el supongo protagonista, precisamente habla con una dama sobre su promiscuidad y le sugiere el amarrarse un colchón a la espalda con fines de facilitar la práctica de sus divertidas aficiones. De allí ahora que sugiero lo mismo, siempre es una buena oportunidad para divertirse, y no dejemos que las cloacas de nuestras metrópolis no se conviertan en un verdadero nido de amor, donde plácidos podrán ustedes gozar de una inolvidable y pasional experiencia, acompañados por ratas, cucarachas, arañas, cocodrilos, hombres lobo anfibios, pseudo robots raperos adictos a los rayos láser, y todo tipo de amigos y compañeros que, encontrando el complemento indicado, se podrán unir a ustedes y multiplicar su diversión. Ahora haré un depravado servicio social, que realmente cae en lo corriente, lo vulgar, lo bajo y lo despreciable, pero que finalmente a mis oídos -repito, a mis oídos- llegaron las crónicas de las situaciones más bizarras y grotescas, donde incluso un pseudo robot dinosaurio adicto a los hombre lobos anfibios sería bienvenido, son protagonizadas siempre por un ser que no es animal, vegetal o mineral, sino más bien entre piedra y perro y que seguro ha perdido toda noción de las consecuencias que sus uniones de lo más íntimo con cualquier ser con aparente vida pueden traer, se arriesga a todo. ¿Pero quién será? Unas pistas para aquellos residentes de mi ciudad y gustosos de vivir en mi departamento por algunos fines de semana:

-No tienes un buen fraaaaancés!

-...

-Me caga tu fraaaaancés!

¡Sí! Adivinaron, es precisamente la discriminación musical, racial, intelectual, sexual, animal, por edad, por longitud de cabello, por tener molares, caninos e incisivos, y casi lo peor, tener 150 de coeficiente intelectual -al menos ser lo suficientemente cínico para mentir con esas obsenas proporciones- y aún así no darse cuenta de la total falta de talentos. Sí, me perdí en tanta descripción, pero es el blanco perfecto para esa discriminación y cualquier otra que su floreada imaginación pueda concebir. ¿El blanco perfecto? Corrijo, el -¿la?- negro(a) perfecto(a). No podemos olvidar que eso sigue siendo un acertijo bastante complicado.

Y sí:

-¡Ja ja ja ja!

-Eres un inconsciente, ofendes a la gente con todo lo que dices- me dijeron

-¡Ja! :D - Respondí

-Hasta que te maten a ti y a todos esos canallas que comparten tus malditas y estúpidas ideas.

-Finalmente divertidas. Es inevitable portarme así. Lo siento, pero no fui yo quien se atrevió a concebir algo así, no fui yo el descarado que se atrevió a reproducirse a pesar de pertenecer a los más bajos niveles evolutivos.

-Todos somos iguales, imbécil. Pobresillos, déjalos en paz.

-Todos, excepto... ELLOS! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!



Y hay que ponerle espacio a las risas, debo agradecer muchísimo esos y otros momentos que ahora exagero con los imbéciles y los estúpidos que incluí allí.

Y bien, la pregunta sigue... ¿Quién será?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo si tengo un buen cantonès, y me temo que si sospecho a quien te refieres con "entre perro y piedra" jajaja, aunque creo que no fuiste muy descriptivo, te faltò quemar màs a la susodicha...

Anónimo dijo...

jajajajaja no me gusta tu frances!!! jajajajaja sobres carnal!!

GisyGORE. dijo...

hey brotha :D

Creo que te refieres a una mujer..
digamos, una prostituta sin paga.
Leasé zorra, y negra
supongo yo..
jaja

Administrador dijo...

Me agrado bastante este escrito, siga cultivando su peculiar estilo y su buen gusto al redactar, es un placer leerlo, un delicioso caramelo, para quitar el sabor esteril de las lecturas vulgares que encontramos tan a menudo, saludos!