lunes, 31 de diciembre de 2007

Parece muy largo

El primer cuento que subo, en un intento desesperado de poder terminar lo que estoy actualmente escribiendo, y leyendo otros, inspirarme un poco. Hay algo en mi estómago que me distrae y parece no querer dejarme en paz por hoy ¬¬. Aquí está entonces:

Parece muy largo. El camino luce sin fin cuando lo miro. Parece el fondo de la botella que nunca pude vaciar porque tuve miedo de quedarme a la mitad.Ahora la observo de nuevo y oliéndola, busco que se consuma en mi nariz. El olor me molesta, quema mi cabeza por dentro y ciega mis ojos haciéndome llorar.
-Odio estar tan lejos- dije
-Yo también- me contestó - Quisiera por lo menos poder ver algo real en tu sonrisa.
Decidí nadar hacia ella.Cruzando el mar me encontré incapaz de lograrlo, mi cuerpo no respondía, mis manos se habían secado. No podía remar con mi cuerpo ni con mi mente para poder llegar a la costa de mi salvación. Naufragaba sin esforzarme por cambiarlo. Los sonidos de las olas retumbaban por todo mi cuerpo moviéndome metros en segundos. Moviéndome derrotado por mis incapacidades, mis deficiencias y mis faltas.

Porque nada de lo que pueda dejar vale lo mismo que lo que no puedo llevar. No comprendo la magnitud de rendirme al agua abrasiva. No comprendo la gravedad de los peces, ni las gaviotas que me rondan esperando a que expire y me permita hundirme profundo. Ahora me molestan tras mi vista. Ahora me buscan donde no llega mi mirada, los ojos no encuentran lo que necesitan ver, ni lo que deberían ver, se dejan llevar por sus emociones, se dejan llevar por sus luces.
Me imaginé distinto y lo disfruté, me imaginé en tierra, caminando hacia un destino fijo como nunca lo hice. Me imaginé volando, observando desde lo alto todo lo que he creado, todo lo que surgió de mi voluntad y ahora sirve sólo para adorarme. Ahora que estoy coronado, dentro de mi mente, nadie puede igualárseme. Nadie tiene comparación a mi poder sobre todo y sobre todos, mis deseos rigen el universo y la vida de todos esos seres que he creado, todos esos seres que viven engañados, amándome. Se esconden de mis pensamientos en sus edificios, en sus ciudades y en sus mentes. Los he estado tocando en mi propio sentido, olvidan que estoy aquí, esperando a sus reacciones. Toco sus brazos y se rascan, toco su ojos y lloran para deshacerse de mí. Buscan dejarme atrás con sus días oscuros, con sus recuerdos mutilados.
Quise intentarlo de nuevo, pero yo no pertenezco allí. Recordé que temo nadar, temo estar rodeado de agua. Me aterroricé. Imposible escapar a la inmensidad oceánica que me rodeaba. Imposible secarlo a mis beneficios, imposible tener una voluntad determinante en mi destino. Aprendí a estar vivo a través del terror que entraba por mi nariz y me asfixiaba. Mientras trataba de morir escapando de mis miedos, viví saturado de ellos. Este es el momento que siempre quise aprender a respetar. Este es el segundo que soñé aprender a contemplar. El momento culminante de lo que no hice y nunca me esforcé por lograr, hoy desperté queriendo evitarlo.
Toqué tierra y avancé. La busqué allí, parece que al fin llegué a mi destino. Quiero encontrarla para que me explique. Seguí caminando por el día que no oscurecía, ella no estaba allí. Yo estaba solo, esperando encontrarla entre la arena.
La arena me la mostró:
-Déjame convencerte. Aparta esa máscara de aire y permíteme observarte. Permíteme hablarte a los ojos y huele bien lo que te diré. Mira tus uñas, transparentes y dolorosas, y tu naríz, cuadrada y demasiado sólida.-dije.
-Crucemos el túnel- dijo.
-De acuerdo- contesté.
Entramos. Parecía más luminoso por dentro. Ella lucía rosada y rechoncha, llena de vida y de emociones. Avanzamos y encontramos un espejo. Ella se acercó y miró a su gemela, obesa, oscura y demasiado imperfecta. Lloró desconociéndose, quise ayudarla. No sé decir nada gracioso.
-Ayúdame a morir- dijo.
No me atreví a negarme y cerré los ojos.
-Ayúdame a morir- repitió.
-Crucemos el túnel- dije.
Caminé ignorándola. Abrí los ojos, la vi. Era obesa, llena de costras, oscura y asquerosa. Era su gemela. Cerré los ojos y corrí queriendo recordar su pasado. No pude hacerlo. No puedo recordar mi pasado. Prefiero recordar lo que pasará mañana, cuando salgamos del túnel.Pude escuchar a las aves llorando por su presencia fuera del túnel. Insistí en salir.
-Salgamos del túnel hoy- dije.
-No te quiero conmigo-respondió
-Espera. No te deslices así que ya no te alcanzo. No te muevas tan rápido, tus pasos quiebran los vidrios, y a los míos, nadie los ha notado. Te lo pido por favor, ya no te muevas que te pierdes de mi vista, ya no te escondas, pon tu bolsa en otro lado y no te metas en ella. Olvida ese fuego, deja de manipularlo. Mírame de nuevo con los ojos de tu nuca, habla y pasa de largo frente a mí.-dije
-Sal de mi casa- me dijo.
-Ésta no es tu casa, es mía, yo vivo aquí y no lograrás expulsarme-contesté.
Ronqué tan fuerte que me desperté. Desperté flotando en una inmensidad de rostros irreconocibles. Desperté creyendo soñar ser otra persona. Me vi reflejado en los ojos de tantos desconocidos. Creí pertenecer a su grupo, creí querer estar allí.
-Respóndeme, ¿cómo lo harás sin mí?-le dije.
-Claro, claro, claro, claro. -respondió.- No olvides mi rostro ni mis manos.
-Dime qué es lo que necesitas.
-Hoy será imposible acompañarte. Podríamos hacerlo si fuera ayer, pero hoy no es. Te daré la negativa que necesitas: no. -dijo
Abrazó a esa sombra desconocida y roja a su izquierda. Su cabello era largo, parecía infinito, todos vivíamos en él. Volvió a escupir esa llama de su boca y el cabello se quemó al igual que la sombra.Se acercó usando ojos de alguien más, se cubrió los propios con las manos y ahora se arrastra entre larvas de su tamaño semejantes a él. También usan los ojos de alguien más.

Claro

Aquí publicaré lo que escribo y escribí. Léanlo y aménme.