domingo, 8 de febrero de 2009

Tercera gratificación

Esta vez intentaré sea distinto. Tuve bastante gusto de conocerle y poder comer su cerebro, pero no parece lograr comprender que finalmente se ha podrido dentro de sus costumbres matutinas: aquellas que le han cobrado la mitad de su vida. Se ha estado refugiando bajo mis dientes defensores, pero ahora la saliva y los murmullos que gotean de mi oreja están cesando, los deseos de ir y volver me forzaron a desear mi soledad en petrificación sempiterna. Me remitiré al peso del tiempo sobre mi carne para la final resolución, será ese insesible juez que se encargue de lanzar la soga sobre mi cuello, la letalidad sobre mis venas, mis sobras a los cerdos. Y fingiré que realmente me duele, gritaré y suplicaré clemencia, solamente para aceptar más tormento por parte de mis propios infiernos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, bien, bien. Just you know your missing part of the puzzle.

Unknown dijo...

ssss... pesado, acérrimo, excelente... como siempre obras maestras... se aplico