viernes, 18 de enero de 2008

Tengo frío

Hoy al despertar me dí cuenta que la sabana con la que me cubro no es suficiente para protegerse de la nieve que cae de mi techo. Mi pelo era duro y un poco congelado, se quebró al querer peinarlo con mis dedos.
Mi compañero cerca no pudo levantarse, era demasiado el frío que él sentía para tener siquiera esa motivación de intentar vivir el día.
-Es tarde-dije
-Lo sé-respondió
-Levántante, es hora de partir. No pensarás quedarte tendido allí, caléntandote con esas ratas.
-Eso haré. Gracias por preguntar.

Me levanté. Una cucaracha se había puesto ya mi zapato, no me atreví a quitárselo, me lo robó, ahora es suyo. Avancé con sólo un zapato hacia mi destino: ese líquido frío que calienta. Mi constante gusto por olvidar.

domingo, 6 de enero de 2008

Permanezco

El segundo que publico, pocos entran aquí, pero finalmente lo que busco es no olvidarme de mis palabras a través de las gotas.


Busqué en la caja de mis años anteriores queriendo encontrar la razón de mi diferencia. El grito sonó sobre mi cabeza evocando los recuerdos que nunca quise recordar, los pensamientos que siempre evité pensar. La diferencia era esa. El ojo que me perseguía, la semilla que germinó entre mis dedos, la planta en mi cerebro.
-Es de suma importancia que te sumes a la justa causa.-me dijo
Una causa que no entiendo, una causa que supone mi sumisión incondicional.Creció en la maceta. Era una mujer de tierra, exigente y agresiva. Inmóvil gritaba con el alba a mi presencia inútil, para explicarme mi historia, para hacerme entender mi origen.
-Yo también deseé que nacieras diferente -me explicaba- tal vez como yo, tal vez como el sol. Pero tú también estás cubierto de granos, también tienes piel y envejeces rápido. Toma experiencia por tu próximo renacer. Me has decepcionado, creciste en tierra viviente, con miembros y órganos, un lenguaje ajeno y necesidades excesivas. Hoy tienes que aprender tu verdadero origen. Ahora pareces querer dormir.-Sólo explícame de dónde vengo.-dije-Debiste ser como yo, pero ese calor dentro de tus entrañas germinó en carne y no en planta. Tus manos salieron de la tierra reclamando aire, agua y comida. Exigiendo vida. Como si realmente tu especie fuera digna de la existencia. Como si realmente supieras qué hacer con las horas y los minutos que te sobran de sol. Te arrastraste vociferando brutalmente como la bestia que eres, buscando la madre humana que no tienes. Oliendo, escuchando y observando tu entorno para lanzar tus raíces y absorber para vivir. Y huiste de mí, huiste cobarde buscando otra madre. Huiste de tu verdadero origen.-Mi origen no es materia inmóvil. Mi origen no eres tú ni tus semejantes. Sólo puedo darme cuenta que tú no eres mi madre.-Todo era para ti. Fluirías reinante sobre los sucios suelos humanizados, poseerías todo territorio y todo espacio. Serías tan cambiante, estarías tan vivo, tan infinito. Nunca caerías, no te ahogarías, no serías tan vulnerable, nunca morirías. Comprenderías todo principio y fin, lo manipularías a tu necesidad. Pero escogiste no ser divino, escogiste ser humano.
La vi desaparecer y sentí cómo entraba por mis poros, siendo polvo. Quería hacerme perdurar, buscaba mi verdadera conversión. Ella me amaba. Sentí convertirme en dios, sentí convertirme en basura y permanecer para siempre venerado por dioses engañados con mis palabras huecas. Permanezco ahora. Ellos me recuerdan para dejar de sufrir, me evocan para ya no sentir y dejarse caer en mis hojas de falso calor. Permanezco, solo, para siempre.